El almacenamiento de energía es un sistema para guardar energía para poder utilizarla cuando sea necesario.
Los sistemas de almacenamiento pueden ser mecánicos o químicos, pero el más popular es el sistema de almacenamiento electroquímico, conocido como “batería”.
Las baterías deben funcionar dentro de límites de temperatura específicos y en un entorno no contaminado para funcionar
correctamente. Si estas condiciones de funcionamiento no pueden alcanzarse, la batería se deteriorará de manera progresiva y puede comenzar a funcionar mal, lo que presenta un riesgo de incendio.

Las baterías se alojan en armarios y deben climatizarse para funcionar a temperaturas dentro del rango de 25 °C. Las temperaturas más altas deben evitarse, ya que pueden producir una reducción significativa en la eficiencia y provocar el envejecimiento inevitable del dispositivo y una disminución considerable de su vida útil. Asimismo, deben funcionar en entornos protegidos de las partículas de tierra y suciedad, por lo que tanto el armario como su conexión al aire acondicionado deben contar con un grado adecuado de protección.
Los armarios de almacenamiento de energía suelen instalarse en exteriores; no obstante, también pueden encontrarse en casetas de telecomunicaciones para brindar alimentación de CC de emergencia en caso de fallos eléctricos.

Las áreas de aplicación para el almacenamiento de energía con baterías son:

• Aparatos eléctricos
• Movilidad eléctrica
• Sistemas aislados y soporte de red eléctrica
• Microrredes y redes inteligentes